En la empresa siempre existen situaciones que demandan cambios. Algunas situaciones son muy reconocibles por la inconformidad que generan y por el deseo naciente de mejorarlas. Otras son más severas y difíciles de reconocer porque necesitan proyección. El problema con estas segundas es que la mayoría de las veces llegan y encuentran al líder en desventaja porque no se preparó, o, mejor dicho, distinguió a lo lejos la situación, pero no tomó acción. O aun, ni siquiera tuvo una visión de hacia dónde tenía que moverse. No tuvo liderazgo.
El liderazgo es la capacidad para manejar los cambios. Ya sea que tengas que mejorar; cambiar lo que está mal en la empresa, o necesites adaptarte; hacer frente a las circunstancias inestables, tienes que ser un líder efectivo y eficiente. Cuando se habla de efectividad, se está hablando en realidad de la capacidad para imaginar el futuro: la visión. Cuando se habla acerca de eficiencia, se trata de sistemas y procedimientos, de la forma en que se hacen las cosas: la puesta en práctica.
El autor de liderazgo, Dick Ruhe, ha tomado estos dos factores y los ha puesto en un modelo bidimensional. Situando a la efectividad en el eje vertical y a la eficacia en el eje horizontal, él encuentra cuatro combinaciones o fases según el nivel de efectividad y eficiencia, en las que cada fase representa la situación particular del líder.
Primera fase
En el cuadrante inferior izquierdo se encuentran los líderes que no son eficaces y tampoco son efectivos; no solamente no saben a dónde van, sino que no están organizados para llegar allí si lo supieran, se encuentran perdidos. Si el líder está perdido, ¿por dónde empieza: con una visión o con una puesta en práctica sistemática? Evidentemente empieza con una visión. Para encontrar una visión y una forma de llegar allá necesita perseverar.
Segunda fase
¿Qué ocurre cuando el área está bien organizada pero no tiene un objetivo? Si el líder es altamente eficiente pero no sabe muy bien hacia dónde va, está en el cuadrante inferior derecho, considerado como un área en búsqueda. El supervisor debe liderar, debe llevarle a su equipo una visión que perseguir.
Tercera fase
Por otro lado, ¿Qué sucede si el líder sabe muy bien a dónde va, pero sus sistemas no están establecidos para poner en práctica esa visión? Entonces se halla en el cuadrante superior izquierdo y está considerado como lo que Dick Ruhe denomina extraviado.En este caso necesita alinear el sistema de administración con la visión.
Cuarta fase
Solamente cuando el líder tiene una visión clara y tiene una estrategia bien definida para llegar allí, podrá alcanzar el cuadrante superior derecho, considerado como un líder definitivoque puede delegar facultades a la gente. El verdadero trabajo del líder es dirigir el viaje ahora que sabe hacia dónde va y en el que todo el mundo está comprometido, organizado y listo para alcanzar la visión consensuada.

La manera de llegar a la cuarta fase
¿Cómo ser efectivos y eficientes?
No es fácil tener una visión clara de hacia dónde debemos ir y encontrar la fórmula para llegar ahí. Tenemos que prestar especial atención a los acontecimientos nuevos o inesperados dentro y fuera de la empresa y hacer conjeturas acerca de cómo podrían afectar estos cambios a nuestra área o departamento. Algunos de estos acontecimientos pueden ser súbitos y profundos, tales como la sustitución práctica de tecnologías viejas por nuevas. Otros graduales como la próxima jubilación de un colega especializado de categoría superior. Y otros más severos como una caída en las ventas del producto que fabricamos. La observación de las tendencias es un modo de pensar acerca de cómo se conforma el futuro y lo que eso significará para el área y para el personal.
Desafortunadamente, pocos son los que siguen correctamente la pista de las tendencias que surgen en su propia área y menos de las tendencias que surgen en una escala mayor. Esa falta de claridad es perturbadora tanto desde el punto de vista del liderazgo como desde el punto de vista de la gestión. Indica que no reconocerán los cambios críticos en su sector industrial hasta el punto en el que se vean obligados a responder a ellos. A menudo, jefes y supervisores permiten que las destrezas de las personas se queden atrás respecto a las demandas que surgen de los cambios hasta que llega el día en que es difícil seguir empleando a toda la gente. ¿El líder pudo haber hecho algo? – Pudo, pero no lo hizo -. Si hubiera logrado ver la tendencia mucho antes de manifestarse e imaginar los futuros cambios, el personal, el área y el sistema pudieron haberse adaptado mucho mejor. Esa es la esencia del liderazgo.
Para lograr una visión, observa las tendencias e imagina los cambios. Nunca serás capaz de alcanzar algo que eres incapaz de imaginar de antemano. Imaginemos, por ejemplo, lo que sucederá con la industria automotriz; está evolucionando. La fabricación de partes para motores de combustión se tiene que reinventar y dar la bienvenida a las nuevas líneas de autos eléctricos. Pero, así como la industria de los autos, hay muchas otras industrias que no son ajenas a los cambios en el futuro; la industria de los plásticos está sufriendo la tendencia del cuidado ambiental; la industria de alimentos se encuentra cada vez más revolucionada por las modas de los nuevos hábitos alimenticios.
Ken Blanchard, experto en gestión y liderazgo, dice que los líderes suelen encargarse de la visión, pero usualmente se separan del proceso de la puesta en práctica. Por lo que dice que la labor de la puesta en práctica de los líderes consiste en ayudar a la gente a triunfar apoyándoles y eliminando las barreras de manera que puedan alcanzar los objetivos que harán que la visión se vuelva realidad. Aquí es donde el líder sobresaldrá como animador, defensor y alentador más que como juez, crítico o evaluador. El punto clave es dirigir la atención a la fisiología – al modo en que la gente actúa dentro de la organización -. La puesta en práctica es básicamente ayudar a la gente a alinear su comportamiento con la visión para que consolide la consecución de los objetivos. El cambio fisiológico involucra desde la motivación hasta el entrenamiento.
Ninguna industria está exenta de sufrir un cambio, a veces más pronto de lo que pensaríamos. Pareciera responsabilidad de la alta dirección formular las estrategias para adaptarse, en gran parte los es. Sin embargo, mirar el futuro e idear la forma de ajustarse a él, es responsabilidad de cualquiera. La pregunta que debes hacerte: ¿Qué puedo hacer, con lo que tengo, desde donde me encuentro, para enfrentar los cambios presentes y futuros?
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Para seguir aprendiendo sobre liderazgo
El éxito y el liderazgo te pertenecen por derecho. No importa el lugar que ocupes en el organigrama o cuáles sean tus circunstancias personales, estos libros te enseñan a apoderarte de tu fuerza extraordinaria. Be‧Líder recomienda los 10 mejores libros sobre liderazgo:
- Como ser un líder – Daniel Goleman
- Cómo ganar amigo e influir sobre las personas – Dale Carnegie
- Las 21 leyes irrefutables de liderazgo – John C. Maxwell
- Cómo ganarse a la gente – John C. Maxwell
- Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva – Stephen R. Covey
- Inteligencia emocional – Daniel Goleman
- Las 48 leyes del poder – Robert Greene
- Liderazgo: el poder de la inteligencia emocional
- El líder que no tenía cargo – Robin Sharma
- Las 21 cualidades indispensables de un líder- John C. Maxwell