¿Qué idea acarreas en la mente que pueda añadir valor a la empresa, a la gente y a tu liderazgo? ¿Has considerado implementarla pero hasta la fecha no es más que un pensamiento plagado de buenas intenciones? ¿Qué sigues esperando para materializarla? La realidad es que las buenas ideas no son escasas en los líderes, sin embargo, sí existe una brecha grande entre la acción de tener una gran idea y la acción de ejecutarla. La pregunta no es: ¿Cuál es el futuro de un líder sin ideas nuevas? Sino: ¿Cuál es el futuro de un líder sin la capacidad para convertir sus ideas en hechos? Las empresas crecen y mejoran gracias a aquellos líderes valientes que se atreven a proponer y a defender sus ideas. Algunas son grandes ideas y otras no tan buenas. La calidad de estas depende, entre otras cosas, del pensamiento crítico de cada persona. El análisis es bueno cuando se trata de fortalecer una idea nueva, pero puede ser un arma de doble filo. Cuando te falta coraje e iniciativa para implementar una idea, es común que te excuses en el sobreanálisis. Anhelas la seguridad de que tus ideas no fallen y vas evitando el riesgo que quedas atrapado en el pensamiento, y con el tiempo matas tus esfuerzos dignos.
Cuando dedicas más tiempo pensando y hablando de una idea, en lugar de tomar acción para implementarla, es posible que el sobreanálisis te esté paralizando. Ocupa tan pronto como sea posible los siguientes pasos para asegurarte que tu ideas no mueran antes de tiempo.
Pasos para ejecutar una idea y que no muera por el sobreanálisis
1. Apunta la idea
Escribe tu idea en papel. La mayoría de las ideas mueren si no se apuntan. Con frecuencia las personas subestiman el poder de apuntar una idea, pero cuando se toman el tiempo de apuntarla suficientemente bien para captar su esencia, disminuye la posibilidad de olvidar el valor que tiene. Además, las ideas que se revisan en papel, con frecuencia mejoran.
2. Expón tu idea a otros
Involucra a otros. Permitir que tus colegas competentes confirmen el valor de una idea a menudo provee el incentivo necesario para tomar acción. Las palabras de ánimo sirven como excelentes motivadores. También en el proceso de exponer una idea a otros, puedes descubrir una idea mejor que la original. Lo más importante es exponerte con personas cuyas opiniones valoramos antes de poner una idea en práctica. O como dijo Platón:
Las ideas que no van acompañadas del pensamiento ajeno, pierden vigor argumentativo.
3. Fija una fecha
Una vez que estés seguro que tu idea tiene valor, haz el compromiso de implementarla en una fecha límite. El compromiso con tu equipo o con tu jefe es un potente motivador a la acción porque se convierte en una manera para rendir cuentas a otros. Comprometerte con una fecha es la mejor manera de garantizar que se hará un esfuerzo digo.
4. Expande tus límites
La gente espera que las cosas sean perfectas y manejables antes de implementar una gran idea, pero el tiempo perfecto jamás existe, además de que las grandes ideas están fuera de nuestros límites conocidos. En lugar de esperar, deja a un lado los conceptos previos de lo que se puede o no hacer, y cambia tu manera de pensar. El pensar fuera de la caja es difícil para muchas personas, pero es posible. Esfuérzate para ser creativo.
5. Actúa
Sólo hazlo. El éxito de una empresa depende de la capacidad de las personas para poner sus ideas en práctica no demasiado tarde. Es verdad que las grandes ideas necesitan tiempo y una manera para aterrizarse, pero lo más importante: necesitan una manera para volar.
¡Haz el compromiso de aprovechar las ideas, en lugar de analizarlas a muerte! Porque por muy grande que sea una idea, nada vale si no sacas provecho de ella. Cuando una gran idea logra ser aterrizada, la empresa mejora, y con ella también tú como líder. Ahí está la clave. Las ideas son el activo que te permitirán avanzar más lejos en la carrera del éxito. ¿Quieres llegar más lejos? Antes tienes que preguntarte: ¿Cómo está tu apetito de éxito? ¿Alcanzas una meta solo para quedar satisfecho? – ¡No serás más exitoso si no te mueves! El éxito está conectado a la acción. Los líderes exitosos siguen avanzando.
Si la comodidad de tus logros actuales ya no te permiten avanzar, debes reflexionar si estás satisfecho con lo que ahora eres. La siguientes preguntas sirven para tal ejercicio:
¿Puedo hacer mejor mi trabajo? Acéptalo, siempre hay algo que pudiste hacer diferente y hubiera dado mejores resultados. Hoy, sin embargo, puedes comenzar a ser mejor en lo que haces. Poner en práctica ideas de valor, definitivamente puede ser un gran diferenciador.
¿Hay más que puedo aprender? Justo cuando piensas que ya lo sabes todo, es el momento correcto para expandir tus límites. Lo más importante es tener apetito para seguir creciendo.
¿Todavía tengo recursos no usados? Tu gente es tu recurso más grande. ¿Has desarrollado y aprovechado al máximo su potencial? Lo que separa a los líderes exitosos es su habilidad para convertir a las personas en lo que pueden llegar a ser.
Cuando alcanzas una meta, celebra tu éxito, pero no te detengas allí. Determina qué ideas puedes poner en práctica y actúa. Si ya ensayaste muchas variantes en la mente para encontrar una gran idea, impleméntala. Las ideas son gratis, pero sí adquieren un costo cuando no se llevan a la práctica. ¡No te dejes paralizar por el sobreanálisis!
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Para seguir aprendiendo sobre liderazgo
El éxito y el liderazgo te pertenecen por derecho. No importa el lugar que ocupes en el organigrama o cuáles sean tus circunstancias personales, estos libros te enseñan a apoderarte de tu fuerza extraordinaria. Be‧Líder recomienda los 10 mejores libros sobre liderazgo:
- Como ser un líder – Daniel Goleman
- Cómo ganar amigo e influir sobre las personas – Dale Carnegie
- Las 21 leyes irrefutables de liderazgo – John C. Maxwell
- Cómo ganarse a la gente – John C. Maxwell
- Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva – Stephen R. Covey
- Inteligencia emocional – Daniel Goleman
- Las 48 leyes del poder – Robert Greene
- Liderazgo: el poder de la inteligencia emocional
- El líder que no tenía cargo – Robin Sharma
- Las 21 cualidades indispensables de un líder- John C. Maxwell