Una de las claves de la productividad en el liderazgo, aunque a veces infravalorada -sobre todo en culturas organizacionales que ensalzan más la proeza que supone cumplir hazañas heroicas individuales en lugar del éxito colectivo-, es saber delegar: el trabajo, las funciones, las responsabilidades e incluso la autoridad o el poder a la gente. Hay que entender que el nivel más alto de eficiencia no puede alcanzarse únicamente con el propio esfuerzo y las propias habilidades. La gente son el recurso más valioso e incomparable que tienes y debes apoyarte en ella. Si delegar el trabajo trae beneficios tanto para el líder como para quien recibe una tarea o una responsabilidad, entonces una pregunta interesante es la siguiente:
¿Por qué es tan difícil para los líderes delegar de manera eficaz el trabajo a los empleados?
Para algunos la delegación de actividades no es algo que les resulte natural. Para otros delegar significa una pérdida de tiempo y no le dan importancia. Otros sencillamente tienen dificultad para confiar un trabajo a otra persona. Existen diferentes razones, y en el fondo la realidad es que delegar eficazmente no es fácil, es en sí un arte, pero una vez que aprendes a hacerlo, aumentas la productividad a un nivel que jamás hubieras alcanzado trabajando a solas y sin la capacidad de dividir el trabajo.
¿Cómo delegar de manera efectiva?
Para mejorar tu habilidad de delegación, dedica tiempo al aprendizaje de las siguientes cuatro actividades antes de asignar responsabilidades y tareas a los demás.
1 . Decidir cuándo delegar
Las decisiones que tomes en los siguientes criterios serán claves para asegurar que la tarea que delegas se cumpla con éxito:
El momento oportuno. ¿Cuándo debemos delegar? Si estás haciendo algo que otra persona podría hacer, es el momento oportuno. Las personas necesitan crecer, ganar confianza y conquistar nuevos retos, y debes dárselos, por ejemplo, dejar que alguien más se haga responsable por la puesta en marcha de una máquina o entregar autoridad para que alguien más lidere algún proyecto. Si tú junto con alguna persona de tu equipo se han detenido por la rutina, es momento de facultar a esa persona para que haga el trabajo.
Prioridades. ¿Qué tareas debemos asumir como líderes? Las tareas en las que tienes que invertir tu tiempo son las que sólo tú puedas hacer; tareas que rindan mayor ganancia para el área o la empresa y generen mayor recompensa. Determina prioridades máximas y encomienda todo lo demás a tu gente.
Personal. ¿A quién debemos delegar? Para estar seguro antes de encomendar el trabajo, haz las siguientes preguntas: ¿Qué habilidades se necesitan para ejecutar el trabajo? ¿Quién está disponible para hacerlo? ¿Quién puede hacerlo? ¿Quién tiene actitud para hacerlo? O por otro lado: ¿Quién tiene pocas competencias pero quiero que crezca? ¿Puedo correr el riesgo de asignarle el trabajo? ¿Se puede revertir el daño si falla? Delega solo hasta que estés seguro de tus respuestas.
2. Comunicar
Para que la gente cumpla con las responsabilidades y alcance el resultado que esperas de ellos, depende en gran parte de tu habilidad para comunicar. Cuando asignes un trabajo, debes comunicar lo siguiente:
El valor de la propia gente. Expresa a la gente cuánto los aprecias no solo como empleados, sino como personas, y elogia su valor frente a otros.
El valor del trabajo. Debes estar seguro de que ellos sepan que el trabajo que hacen les beneficia a ellos tanto como a la empresa. Por eso el objetivo debe ser claro y bien definido.
Tu apoyo. La gente debe estar segura que apoyas sus decisiones o que estas para ayudarlos a decidir mejor en cualquier momento.
Lo esencial del trabajo. Lo más importante en una tarea es el resultado y no necesariamente el método. Comunica con ellos lo que necesitas con exactitud y cuándo deben terminarlo. Algunas decisiones las deben deben tomar ellos, de otro modo no crecerán.
3. Controlar
Después de delegar no puedes revisar el progreso de todas las personas en todo momento. Lo que debes hacer es buscar un equilibrio entre responsabilidad, autoridad y rendimiento de cuentas, y asignar un tiempo para cada uno con mucho criterio; no puedes comportarte como un líder controlador con la gente experimentada y no puedes ser un líder descuidado con la gente de poca experiencia.
4. Entrenar
Un buen líder no es aquel que hace todo mejor que los demás miembros del equipo, es aquel que puede hacer que su gente crezca hasta que hagan las cosas incluso mejor que él. El entrenamiento precede a la delegación de funciones.
Ideas equivocadas sobre la delegación
Existen algunas ideas equivocadas que muchos líderes tienen sobre delegar que no les permite hacerlo con tranquilidad y de forma efectiva. Cuando delegan, malgastan tiempo analizando en exceso el progreso del trabajo y de la persona. ¡Elimínalas!
Esas ideas son las siguientes:
1. No hay suficiente tiempo para delegar. Al principio, delegar demanda tiempo extra. Pero la recompensa lo vale. Cuando te das cuenta de que has invertido tiempo no sólo en la tarea sino también en el crecimiento de la gente, delegar tareas vale la pena.
2. Debido a que lo hago bien, yo debo hacerlo. No debes seguir haciendo tareas que ya has dominado. Debes delegarlas casi por completo y avanzar a actividades más complejas y desafiantes. Sólo porque tú puedes hacer algo bien, no significa que otra persona no lo pueda hacer igual o aún mejor.
3. La persona no es suficientemente capaz. A veces no estas seguro si la otra persona es capaz. La única manera de saberlo es darle la oportunidad, dejar que cometa errores y que aprenda en el proceso. A menudo te va a sorprender con sus habilidades y la responsabilidad que tiene en e trabajo. Además, es tarea del líder facilitar el crecimiento de su gente. Delegar y confiar es una manera tremenda de estirar a la gente.
4. Si quiero que se haga bien, tengo que hacerlo yo mismo. Nuestra tendencia natural es hacer las tareas y la toma de decisiones nosotros mismos para conservar la rutina. Pero como líder, tu responsabilidad no es sólo hacer el trabajo, sino guiar y manejar al equipo. Cuanto menos tiempo pasas haciendo las tareas, más tiempo tendrás para invertir en los demás.
5. Se pensará que no estoy haciendo mi trabajo. Muchos líderes creen que si no están al tanto de todo lo que suceda en cada área, entonces no están cumpliendo con su deber en la administración. El hecho es que no podrás saber todo de todo. Basta tener cerca a personas de confianza que te mantendrán informado.
Conclusión
Si no delegas limitas tu productividad de acuerdo a lo que puedes lograr según tu tiempo y habilidades. Sin embargo, si delegas tiene sus ventajas, no solo aumentas tu potencial, también facilitas el crecimiento de tu gente hasta que un día ves a tu personal hacer las cosas bien y a la primera. ¡Delega! pero siempre con el cuidado de no malgastar el tiempo analizando en todo momento el progreso de las personas o dejar de dedicarle el tiempo a quien sí lo necesita. Aprender a delegar no es fácil, pero es una habilidad que vale la pena desarrollar por el significado que tiene para la gente y para el cumplimiento de objetivos.
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- Como ser un líder – Daniel Goleman
- Cómo ganar amigo e influir sobre las personas – Dale Carnegie
- Las 21 leyes irrefutables de liderazgo – John C. Maxwell
- Cómo ganarse a la gente – John C. Maxwell
- Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva – Stephen R. Covey
- Inteligencia emocional – Daniel Goleman
- Las 48 leyes del poder – Robert Greene
- Liderazgo: el poder de la inteligencia emocional
- El líder que no tenía cargo – Robin Sharma
- Las 21 cualidades indispensables de un líder- John C. Maxwell