Hay una idea equivocada que se ha desarrollado en la mente de muchas personas dedicadas al cumplimiento laboral, en especial en las personas que no desempeñan en una posición de líder, y la convierten en una desafortunada filosofía de trabajo; la idea de que se necesita estar en una posición en el liderazgo para marcar una diferencia, pero el liderazgo genuino nada tiene que ver con la posición. Más bien es un proceso transformacional que sucede día con día, incluso antes de llegar a la cima. Influir en otros es un asunto de disposición, no de posición.
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