Idealmente un equipo de trabajo debería estar conformado por personas de diferentes contextos. La diversidad enriquece al equipo porque cada parte contribuye, principalmente, con su propia personalidad, pero también con sus habilidades, talentos, motivos y experiencias que combinados crean una poderosa sinergia que convierte a un grupo de personas en un equipo de trabajo. Sin embargo, la propia diversidad de las personas es lo que hace compleja a la labor de liderazgo porque nos demanda aprender a tratar, no con la gente en general, sino con cada integrante del equipo casi de manera individual y personalizada.
La capacidad para conocer y tratar a la gente es el tope que determina el nivel de eficacia de un líder o un Supervisor. Cuanto menor es la capacidad, más bajo es el tope de su potencial. Cuanto más alto es su nivel, mayor es su eficacia. Es decir, el impacto de un líder representa sólo una fracción de lo que podría ser si tuviese una gran capacidad para tratar a la gente según su personalidad y características del individuo.
La personalidad se conforma por factores que tienen un gran impacto en las relaciones interpersonales y en el desempeño en el trabajo. Si aprendemos a identificar en las personas estos rasgos, podemos encontrar áreas importantes para desarrollarlas y sobre todo tendremos ventaja para tratarlas con asertividad. Si bien dichos factores son en parte heredados, casi toda la gente puede mejorarlos, siempre y cuando realice un esfuerzo consciente durante algún tiempo.
Factores de la personalidad asociados al desempeño laboral y relaciones interpersonales
1. La actitud neurótica refleja inestabilidad emocional e identifica a la gente proclive a sufrir problemas psicológicos y a enfrentar las dificultades en formas improductivas. Los rasgos asociados con este factor de la personalidad incluyen estar ansioso, ser inseguro, enojarse, sentirse avergonzado, ser emotivo y preocuparse.
2. La extraversión refleja la cantidad o intensidad de las interacciones sociales, la necesidad de estímulo social, la confianza en sí mismo y la competencia. Los rasgos que se asocian a la extraversión incluyen ser sociable, afable, asertivo, conversador y activo. A una persona sociable suele describírsele como extrovertida, en tanto que a las personas introvertidas se les describe como reservadas, tímidas y calladas.
3. La franqueza refleja la búsqueda proactiva de la experiencia por el mero gusto de hacerlo. Los rasgos asociados con la franqueza comprenden ser creativo y culto, tener curiosidad intelectual, una mente abierta y sensibilidad artística. La gente con un bajo grado de este factor de la personalidad es práctica, con escasos intereses.
4. La afabilidad refleja la calidad de la propia orientación interpersonal. Los rasgos asociados con el factor de la afabilidad incluyen ser cortés, flexible, confiado, generoso y cooperador, saber perdonar, ser bondadoso y tolerante. En el otro extremo se encuentra la gente antipática, fría y hostil.
5. La escrupulosidad refleja organización, moderación, persistencia y motivación para alcanzar metas. Los rasgos asociados con la escrupulosidad incluyen trabajar de manera ardua, ser confiable, bien organizado y cabal. La persona con poca escrupulosidad es perezosa, desorganizada y poco confiable.
6. La vigilancia del propio comportamiento se refiere al proceso de observar y controlar la manera como nos perciben los demás. Quienes vigilan muy bien su propio comportamiento, son pragmáticos e incluso actores camaleónicos. A menudo sólo dicen lo que los demás quieren escuchar.
7. Asumir riesgos y buscar emociones se refieren a la tendencia de correr riesgos y experimentar sensaciones. Las personas que tienen una alta puntuación en estos rasgos de la personalidad buscan sensaciones que representen experiencias nuevas, intensas y complejas. Están dispuestas a correr riesgos por el simple hecho de tener estas experiencias.
8. El optimismo se refiere a la tendencia a experimentar estados emocionales positivos y a creer que casi todas las actividades arrojarán resultados positivos. El otro extremo de la escala es el pesimismo, que es una tendencia a experimentar estados emocionales negativos y a creer que casi todas las actividades depararán resultados negativos. Ser optimista, como se puede imaginar, tiende a mejorar la satisfacción en el trabajo.
La pregunta que debes hacer: ¿Qué rasgos tienen cada uno de los integrantes de mi equipo?
El propósito de identificar los diferentes rasgos de personalidad es facilitar el acercamiento individual con la gente y generar una compatibilidad entre su personalidad y el trabajo. Por ejemplo, si deseas sumar puntos con un introvertido, sería conveniente abordar a dicha persona en una forma moderada y relajada. Por el contrario, un acercamiento menos formal puede ser más eficaz con un extravertido. El fin es construir una mejor relación laboral. Primero hagamos un diagnóstico aproximado de la personalidad del individuo y luego sigamos las sugerencias siguientes que se restringen a los aspectos que son más fáciles de observar, pero no por fáciles son poco importantes, al contrario, representa un gran cimiento para aprender a tratar a la gente.
Normas para tratar con diferentes tipos de personalidad
1. Al relacionarse con una persona con una actitud neurótica que se muestra preocupada y tensa, lo mejor es ser relajado y tranquilizador; trata de no proyectar tu propia ansiedad y temores; escucha; si es posible, reduce al mínimo el énfasis en plazos de entrega y en las consecuencias de que una tarea fracase. Muestra preocupación e interés en el bienestar de la persona.
2. Al relacionarse con alguien extravertido, haz hincapié en la amistad, la calidez, y conversa mucho. Habla más de la gente que de las ideas, las cosas o la información. Expresa tu interés por que siga la relación de trabajo.
3. Al relacionarse con alguien introvertido, avanza despacio hacia la formación de una relación laboral. No confundas el silencio con la falta de interés; tolera los momentos de silencio. Da importancia a las ideas, las cosas y la información más que a la gente.
4. Al relacionarse con alguien abierto a las experiencias, céntrate en compartir la información, en generar ideas y en encontrar maneras creativas de solucionar los problemas. Estimula el intelecto de la persona mediante el análisis de temas interesantes más que charlas ordinarias y chismes.
5. Al relacionarse con una persona cerrada a las experiencias, apégate a los datos de la situación en particular. Considera que dicha persona prefiere no pensar mucho, al contrario, prefiere hacer tratos con el aquí y ahora.
6. Al relacionarse con alguien afable, solo relájate y se tú mismo. Responde con amabilidad para alimentar una relación laboral que con toda seguridad será excelente.
7. Al relacionarse con una persona poco afable, sé paciente y tolerante. Al mismo tiempo, pon límites acerca de los malos tratos que estás dispuesto a soportar. La gente poco afable necesita en ocasiones que los demás frenen su conducta antisocial.
8. Al relacionarse con una persona escrupulosa, ofrécele libertad y no la critiques. Es probable que dicha persona cumpla con sus compromisos sin que se lo pidan. A menudo a las personas escrupulosas no se les aprecia debidamente, así que no olvides reconocer su confiabilidad.
9. Al relacionarse con alguien poco escrupuloso, vigílalo de cerca, en especial si necesitas de su trabajo para concluir el tuyo. No asumas que por su rostro honesto y su sonrisa complaciente cumplirá sus compromisos. Supervisa su trabajo con frecuencia e impón plazos de entrega. Pero lo más importante es expresar gratitud cuando cumpla con el trabajo para que experimente una sensación de éxito y condicione así su conducta.
10. Al relacionarse con alguien que vigila su comportamiento, o sospechas que lo hace, ten cuidado al pensar que en realidad dicha persona es leal. Tal vez sólo esté siguiendo su tendencia natural de parecer que complace a los demás, pero en realidad no se sienta así.
11. Al relacionarse con alguien que disfruta asumir riesgos y buscar emociones, destaca los aspectos desafiantes del trabajo. Habla de la competencia entre equipos, de nuevas ideas para mejorar el proceso, de tecnología de vanguardia, de recompensas y de las complejidades que puede tener un trabajo en particular.
12. Al relacionarse con alguien con poca propensión a asumir riesgos y buscar emociones, céntrate en los aspectos seguros de las actividades. Habla principalmente de capacitación y entrenamiento.
13. Al tratar con una persona del tipo racional, destaca los datos, las cifras y el pensamiento convencional. Para convencer al tipo racional, da mayor importancia a la lógica que a lo emocional. Concéntrate en el detalle más que en el panorama completo.
14. Al tratar con un individuo de tipo intuitivo, haz hincapié en los sentimientos y los juicios, juega con las ideas, la imaginación y la creatividad. Céntrate más en el panorama completo que en el detalle.
Conclusión
Existen otras normas e iteraciones que debemos tomar en cuenta para tratar a la gente, las 14 anteriores pueden ser las más básicas, pero el objetivo principal es exhortar al líder para que reconozca que cada persona es diferente y que debe tratarla como tal, y que con práctica e intención aprenda a hacer un diagnóstico acertado del tipo de personalidad de cada uno de los integrantes del equipo, es decir, se ponga en los zapatos del personaje y visualice cómo actuaría dicha persona. Debido a que sólo aparece una idea general del guión, debes recurrir a tu imaginación para completar los detalles, pero ten siempre presente los ochos rasgos de la personalidad en el desempeño laboral y comportamiento organizacional.
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- El líder que no tenía cargo – Robin Sharma
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