Para ver lo que implica el entrenamiento de la inteligencia social, vale la pena estudiar el caso de un supervisor de producción al que llamaremos Juan. Gracias a su experiencia, sus sobresalientes resultados en la aplicación de mejoras al proceso, su reputación de comunicador directo y sincero y su capacidad de prever y solucionar problemas, había sido promovido como coordinador de tres áreas importantes de producción. Sin embargo, durante sus primeros seis meses en el puesto, Juan no dio la talla. Otros coordinadores lo veían como agresivo y testarudo, carente de astucia política y despreocupado con respecto a lo que decía y a quién se lo decía, en especial cuando se trataba de personas con puestos más elevados.
Para salvar a este prometedor líder, el jefe de Juan requirió la ayuda de Laura, jefe de recursos humanos, que de inmediato sometió a Juan a una evaluación de 360º. Sus subordinados más próximos, sus colegas y otros jefes de departamento calificaron a Juan con bajos niveles de empatía, orientación al servicio, adaptabilidad y manejo de conflictos. Las quejas se centraban en su incapacidad de establecer buena relación con la gente e incluso de percibir sus reacciones. En definitiva: Juan no tenía habilidad para interpretar las normas sociales de un grupo ni era capaz de reconocer las señales emocionales de los demás. Y lo que era aún más peligroso, Juan no se daba cuenta de que estaba siendo demasiado directo en su forma de expresarse. Cuando tenía una fuerte diferencia de opinión con alguien de mayor nivel jerárquico, no sabía cuándo retroceder. Su enfoque tipo «pongámoslo todo sobre la mesa y discutámoslo» estaba amenazando su puesto de trabajo, pues sus superiores estaban empezando a hartarse de la situación.
Cuando Laura presentó este feedback de rendimiento, dio inicio a sesiones de entrenamiento en las que Juan describiría momentos de notable éxito y momentos de fracaso de su día a día.
Cuanto más tiempo dedicaba Juan a revisar estos incidentes, más mejoraba su capacidad de reconocer la diferencia entre expresar una idea con convicción y actuar como un perro de presa. Empezó a prever cómo podría reaccionar la gente en una reunión o durante la revisión de un rendimiento negativo. Ensayó modos más sensibles de presentar sus opiniones y desarrolló su propia visión personal de cambio. – Semejante preparación mental, según el psicólogo Daniel Goleman, activa el circuito social del cerebro, fortaleciendo las conexiones neuronales que necesitas para actuar de una manera efectiva-. Antes de las reuniones, Juan se entrenaba para expresar su punto de vista sobre puntos conflictivos y cómo dirigirse a los superiores. Desarrollo el arte de ofrecer feedback de rendimiento. Con el tiempo aprendió a apoyar a la gente incluso cuando se oponía a sus puntos de vista o criticaba su rendimiento. Juan había dominado la capacidad de comunicarse y conectar con sus jefes y colegas, aunque todavía fallaba de vez en cuando a la hora de detectar señales de sus subordinados directos cuando estos intentaban hacerle ver su frustración. Con más ayuda de parte de Laura, Juan fue capaz de darle la vuelta a la situación reenfocando su atención a las necesidades emocionales de su equipo y afinando su estilo de comunicación.
Inteligencia social en el liderazgo
La inteligencia social se puede desarrollar. No eres prisionero de tus genes ni de tus experiencias, puesto que tu comportamiento crea y desarrolla redes neuronales. Los líderes pueden cambiar si, como hizo Juan, están dispuestos a realizar el esfuerzo. A medida que él entrenó, los comportamientos sociales que estaba aprendiendo se convirtieron más bien en una segunda naturaleza para él. En términos más serios, Juan estaba fortaleciendo sus circuitos sociales a través de la práctica.
¿Eres un líder socialmente inteligente?
Para medir la inteligencia social de un líder se han utilizado herramientas por medio del cuales los jefes, colegas y subordinados directos evalúan las características de un líder. Hay siete apartados que son en general un consenso que integra el marco de la inteligencia emocional con información de diferentes estudios del comportamiento.
A continuación se muestra la lista de estas cualidades, seguidas por algunas de las preguntas que se utilizan para evaluarlas y funcionan como hito en la inteligencia social para aprender cómo desarrollarla.
Empatía
- ¿Entiendes qué motiva a otras personas, incluso a aquellas de entornos diferentes al tuyo?
- ¿Eres sensible a las necesidades de otros?
Sintonía
- ¿Escuchas con atención y piensas en cómo se sienten otros?
- ¿Estás sintonizado para interpretar los estados de ánimo de otros?
Conciencia empresarial
- ¿Comprendes la cultura y los valores del grupo o de la empresa?
- ¿Entiendes los lazos sociales y conoces sus normas tácitas?
Influencia
- ¿Persuades a otros mediante el coloquio y la apelación a sus propios intereses?
- ¿Recibes apoyo de gente clave?
Desarrollar a otros
- ¿Haces de entrenador y mentor para otros con compasión e inviertes personalmente tiempo y energía en ello?
- ¿Proporcionas feedback que a los otros les resulta útil para su desarrollo profesional?
Inspiración
- ¿Articulas una visión atractiva, construyes orgullo de grupo y motivas que haya un tono emocional positivo?
- ¿Lideras sacando lo mejor de la gente?
Trabajo en equipo
- ¿Solicitas información de todos los miembros del equipo?
- ¿Apoyas a todos los miembros del equipo y fomenta la cooperación?
Conclusión
Existe una gran diferencia en cuanto a rendimiento entre líderes socialmente inteligentes y líderes que no lo son. Los niveles de las competencias de inteligencia social de un líder podían predecir el rendimiento del área con mayor precisión que las competencias de inteligencia emocional de autoconocimiento y autocontrol. Algunos pueden considerar absurdo tolerar y preocuparse por semejantes teorías en un mundo en el que el rendimiento es la medida del éxito. Pero a medida que las nuevas formas de medir el desarrollo humano empiezan a confirmar estas teorías y a enlazarlas directamente con el rendimiento, las denominadas habilidades blandas de la gestión comienzan, después de todo, a no parecer tan blandas.
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- Cómo ganar amigo e influir sobre las personas – Dale Carnegie
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- Cómo ganarse a la gente – John C. Maxwell
- Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva – Stephen R. Covey
- Inteligencia emocional – Daniel Goleman
- Las 48 leyes del poder – Robert Greene
- Liderazgo: el poder de la inteligencia emocional
- El líder que no tenía cargo – Robin Sharma
- Las 21 cualidades indispensables de un líder- John C. Maxwell