Cuando se habla liderazgo, casi instintivamente pensamos en un dirigente con la capacidad para plantarse frente a un grupo de personas y comunicar una visión que luego van a perseguir. El concepto a priori parece acertado: el liderazgo sí es el ejercicio en el que una persona lleva a un colectivo a enfrentar el cambio. Pero, bajo ese supuesto es fácil pensar que alguien con poder o autoridad es un líder en automático. El verdadero liderazgo va más allá que una posición; una persona no adquiere el carácter de un auténtico líder por el cargo que ocupa, sino por su nivel de influencia. Es una falacia creer que las personas seguirían a un líder por su posición; si no tiene influencia, las personas no lo seguirán. De hecho, el liderazgo es —en la forma más noble— un uso de la influencia misma, puesto que enfrentar el cambio en cualquier situación compleja dentro de una organización exige iniciativas que nacen de la convicción de una multitud de personas, y no por un decreto. Esa es la razón por la que un líder debe cambiar su pregunta de: «¿Cómo convertirme en líder para inflluir en las personas?» a «¿Cómo influir en las personas para convertirme en un buen líder?».
¿Cómo influir en las personas?
La influencia es el resultado inevitable que conseguirá un líder que tiene una intensa conciencia de las personas que lo rodean; un gran interés por cuidar el equilibrio emocional de los demás y satisfacer sus necesidades de autorrealización. Estos son los líderes con los que la gente desea trabajar y cuyas opiniones tienen un mayor peso. Poseer este tipo de conciencia permite a las personas emerger como líderes naturales de un grupo, incluso cuando no han sido designadas como tales. Se les puede distinguir no preguntándole a la gente quién es el líder del grupo, sino «¿Quién es la persona más influyente del equipo?»
Si queremos generar influencia, los siguientes son los factores que se necesitamos desarrollar:
Preocupación por la gente
Algunos líderes tratan de hacer que las personas se muevan mediante medios autoritarios o tratando de «apoderarse» de ellas. Las personas responden generalmente de manera defensiva, combativa, o aislándose, porque, si bien la coerción moviliza a la gente, uno no puede convertirse en antagonista de un equipo e influir al mismo tiempo. Por otro lado, si los líderes se interesan por cada persona, las personas responderán de buena manera. Entre mayor sea su preocupación, más amplia su influencia. Las personas pueden sentir cuál es la apreciación de un líder por ellas. Reconocen la diferencia entre los líderes que los están utilizando para su propio beneficio y aquellos que desean ayudarles a triunfar. Logran conocer a las personas que se preocupan por ellos y les responden afirmativamente. Los líderes que dan un paso más por su gente, tienen seguidores que harán lo mismo.
Carácter
La capacidad de un líder para sonreír en medio de los problemas, tomar fuerzas en medio de la aflicción y hacerse más fuerte por medio de la reflexión, es otorgada por su carácter. Usualmente las personas que desean una posición en el liderazgo ponen énfasis en la inteligencia y en sus competencias, y aunque son importantes, no pueden sustituir a un carácter sólido. El carácter se revela especialmente en la adversidad. Cuando alguien cometió un error —como es casi seguro que pasará—, sus decisiones se basarán en su carácter: puede mentir, justificarse, culpar o quejarse, o, por el contrario, puede lograr impactar a otros con un comportamiento íntegro, valeroso y ético. Para influir en la gente hay que desarrollar y exhibir la clase de carácter que consideramos admirable en un líder superior.
Competencia
Los líderes que son incompetentes e incapaces de enfrentar los desafíos desean el respeto de la gente, pero raramente lo van a obtener. Pueden ser apreciados si poseen un buen carácter y se preocupan por los demás, pero no serán verdaderamente respetados. Cualquier persona tiene el derecho de hablar, pero no todos se han ganado el derecho de ser escuchados. Mientras que los malos líderes demandan el respeto, los líderes con vasta competencia incitan el respeto. Hacer el trabajo bien hace que el líder tenga credibilidad. Si pensamos que podemos hacer un trabajo, significa que tenemos confianza en sí mismos, pero, si lo hacemos, significa que ganamos confianza de la gente. No hay un sustituto para la confianza que cimiente mejor a la influencia.
Coherencia
Las personas siguen a los líderes que defienden un arquetipo de conducta y actúan en base a este. No significa que no puedan cambiar de ideas, significa que son constantes en su comportamiento y no se contradicen. La constancia no es fácil para nadie, es contraria a la naturaleza. Pero las personas más influyentes son aquellas que demuestran las cualidades que dicen tener, y aunque algunas veces los desafíos pueden rebasar su capacidad de resiliencia para mantenerse constantes, la mayoría del tiempo lo hacen.
Compromiso
El compromiso es la demostración máxima del interés por la gente. Una persona que beneficia a los demás por su impacto en la satisfacción de sus necesidades humanas, y específicamente las que se ubican en el dominio del crecimiento personal, autoestima y autorrealización, es una persona con compromiso para producir cambios en los grupos y las organizaciones.
Conclusión
Una persona con influencia tiene …
- Integridad con las personas
- No deja de enseñar a los demás
- Fe en las personas
- Logra escuchar a los demás
- Comprende a las personas
- Elige desarrollar a las personas
- Guía naturalmente a otros
- Consigue relacionarse con las personas
- Impulsa y faculta a los demás
- Apoya y reproduce otros líderes.
El secreto es pensar en influir, no en la posición. De eso se trata el liderazgo. Si comenzamos a practicar las cualidades de una persona con influencia, estaremos preparados para enfrentar la tarea más difícil de los líderes: generar impacto en todas direcciones. Como se dijo antes, el liderazgo es un uso de la influencia; es más fácil convertirse en un líder cuando se es influyente, que hacerse influyente siendo líder de cargo. Mientras no generemos influencia, el liderazgo es pasajero. ¿Te siguen las personas ahora? Si te siguen ahora, lo harán mañana cuando tengas una mejor o una peor posición. Pero si las personas no te siguen ahora, no lo harán ni aunque estés varios niveles por encima de ellos.
No existen trucos ni caminos cortos para la influencia, todos son modos de proceder que se deben desarrollar y están relacionados con las competencias de la inteligencia emocional. No es lo mismo influir en la decisión de una persona bajo circunstancias específicas que dirigir la atención de un colectivo hacia un objetivo ambicioso.
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Para seguir aprendiendo sobre liderazgo
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- Como ser un líder – Daniel Goleman
- Cómo ganar amigo e influir sobre las personas – Dale Carnegie
- Las 21 leyes irrefutables de liderazgo – John C. Maxwell
- Cómo ganarse a la gente – John C. Maxwell
- Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva – Stephen R. Covey
- Inteligencia emocional – Daniel Goleman
- Las 48 leyes del poder – Robert Greene
- Liderazgo: el poder de la inteligencia emocional
- El líder que no tenía cargo – Robin Sharma
- Las 21 cualidades indispensables de un líder- John C. Maxwell
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